Debo comenzar diciendo que el romance no es mi género favorito en ningún medio, por lo tanto, mi opinión no viene desde un conocimiento de las temáticas y la forma de desarrollar las historias que se dan en este tipo de historias.
En un primer momento fue el nombre lo que llamó la atención, nunca he jugado a D&D, pero si es un tópico que me llama la atención desde hace algún tiempo y seguido me la paso viendo videos sobre eso, así que ver un libro que con cierto humor jugaba con el nombre me interesó de inmediato. Tampoco puedo negar que la portada me pareció linda, creo que para los estándares de hoy en día es una ilustración bastante genérica, pero tiene su encanto.
Aunque eso sí, yo para nada me imaginaba a los protagonistas como están ahí retratados. Ni siquiera me acuerdo como los describen en el libro, pero yo tenía mis propios modelos imaginarios
Ahora, además de todo el tema de D&D, lo que verdaderamente sello para mi la decisión de leerlo, es que también está presente el tema del teatro musical, otra cosa que a mi me gusta mucho. Por lo tanto, era un si o si. Si yo iba a leer romance, debía ser con uno que incluyera los temas niños que tanto disfruto.
La historia es bastante simple: Riley, una chica amante del teatro musical hace algo peligroso y como castigo la hacen trabajar por las tardes en una tienda de juegos de mesa que tiene su papá. Ahí, conoce a Nathan, un chico que ama los juegos de mesa, que también trabaja en la tienda y que al inicio no tolera a esta nueva compañera. Pero por cosas del destino, terminan fingiendo que son novios y bueno… al final resulta que no fingían tanto.
La lectura fue ágil, no hay mucha profundidad en los temas que tocan, y la verdad es que tampoco hay una gran variedad de temas por explorar, pero hubo algunos en los que me hubiera gustado que se indagara más, como la dinámica familiar de Nathan por ejemplo, o la propia relación de Riley con su padre. Aun así, lo poco que se presenta por lo menos nos deja con la idea de que hay más cosas detrás de los personajes.
En lo que respecta al romance, sentí que pasó de un momento a otro. En un capítulo Riley no toleraba ver a Nathan y al siguiente capitulo de pronto ya le parecía guapo y unas paginas despues sentia electricidad cuando pensaba en estar cerca de el. El libro está contado en primera persona, así que todo lo que sabemos es desde la perspectiva de la chica, y lo único que ella puede hacer es suponer que todas las interacciones tiene que ver con el plan de fingir ser novios, En ningún momento se le ocurre preguntarle a Nathan si esta sintiendo algo diferente, asi que lo que le queda es enrollarse en sus dudas y conflictos hasta que no puede más y todo explota en un final realmente vertiginoso, que honor a la temática, termina pareciendo secuencia final de High School Musical en donde todo sale bien, se echan porras, hay abrazos y besos.
Algo que se me hizo curioso en el tema de la comunicación entre los personajes, es que pareciera que se pueden comunicar bien entre todos, menos entre los protagonistas, lo cual, se sentía fuera de lugar. Pero bueno, cuando uno se enamora, la racionalidad y coherencia no es lo que más resalta.
El final me pareció un poco apresurado y con los momentos de más cringe, pero, tenía yo una sonrisa en el rostro, así que tampoco es que me disgustara mucho.
Aunque no estaba seguro de si el libro terminaría gustándome, la verdad es que disfruté mucho la lectura. En su simpleza hizo que me fuera fácil conectar con la historia y los personajes, porque al final del día ¿Quien no quisiera vivir un romance en el que sus hobbies favoritos son parte de la experiencia?
Se que la autora sacó otro libro en donde los juegos de rol son parte de la trama, pero es con personajes diferentes, así que no se si me animaré a leerlo de inmediato, o esperare un poco. Me quedé con ganas de seguir viendo a Riley y Nathan, así que les quiero guardar un poco de luto antes de meterme en el romance de nuevos personajes.